Un
traumatismo es una situación con
daño físico al cuerpo. En
medicina, sin embargo, se identifica por lo general como
paciente traumatizado
a alguien que ha sufrido heridas serias que ponen en riesgo su vida y
que pueden resultar en complicaciones secundarias tales como
shock,
paro respiratorio y
muerte.
Traumatismo en los tejidos blandos
Se considera una
herida la pérdida de continuidad de la
piel o de las
mucosas como consecuencia de un traumatismo, provocando la comunicación del interior del cuerpo con el exterior.
Las heridas se pueden clasificar según el agente que las provoca en
incisas, punzantes, contusas, con pérdida de sustancia, por
desgarro, en
colgajo
y especiales; y según el factor de gravedad por la profundidad,
localización, extensión, sucias y/o con cuerpos extraños en su interior,
con
hemorragia y las no tratadas.
Traumatismo en las extremidades
Como consecuencia de la aplicación de una fuerza sobre el
esqueleto, de forma directa o indirecta, se puede producir una
lesión en los sistemas
ósteo-articular o en el muscular. Un traumatismo en las
extremidades pocas veces origina una situación de riesgo vital pero, dependiendo de su primer tratamiento, puede ocasionar
discapacidades más o menos importantes. Para el diagnostico hay que recurrir normalmente a
radiografías,
resonancia magnética nuclear,
artroscopias y
artrocentesis.
En las lesiones traumáticas de las extremidades podemos encontrar:
Esguinces
Separación momentánea de las superficies articulares que produce un
estiramiento de los ligamentos (a veces
ruptura) generalmente después de efectuar un movimiento forzado (torcedura) de la
articulación en un sentido determinado.
A veces, este esguince, o la ruptura de un
ligamento,
puede arrancar un fragmento de hueso que sólo se detectará
radiológicamente, por eso es necesario llevar al accidentado a un centro
sanitario.
Luxaciones
Separación mantenida de las superficies articulares, es decir, que la
articulación ha quedado desmontada. El mecanismo de producción puede
ser tanto por una caída o impacto (mecanismos directo) como por un
estiramiento forzado (mecanismo indirecto).
Es la pérdida permanente de la relación anatómica entre las
superficies articulares de una articulación a menudo con ruptura o
desinserción capsuloligamentosa. Es una dislocación que suele tomar el
nombre del hueso más distal de la nueva región que ocupa el hueso luxado
(infraglenoidea, infracotilidea) o bien de la articulación luxada (del
codo, de la cadera).
Fracturas
Pérdida de continuidad de un tejido óseo. Abarca desde una pequeña
fisura hasta la rotura total del hueso con desplazamiento de los dos
extremos de la fractura del hueso.
Traumatismo en el cráneo y cara
Los traumatismos en el cráneo y en la cara son especialmente importantes, ya que la intensidad del golpe puede afectar al
sistema nervioso central (SNC), localizado dentro de la
cavidad craneal.
Así, después de un traumatismo craneal, nos podemos encontrar ante una
herida simple de la cabeza o la cara, una fractura craneal, signos de
afectación cerebral o varias de ellas conjuntamente.
El riesgo más importante es la afectación del sistema nervioso central, provocando una destrucción de las
neuronas
cerebrales con secuelas permanentes o que pueden causar la muerte del
accidentado. Siempre que nos encontremos ante un traumatismo craneal
debemos sospechar la posibilidad de una lesión en la
columna vertebral.
En los traumatismos craneales podemos encontrar:
Heridas que afectan a la cabeza (Craneales)
La
piel
de la cabeza es muy gruesa y se desplaza con cierta facilidad sobre la
superficie del cráneo; esto provoca que, en caso de traumatismo, su
desprendimiento sea fácil originando las llamadas
heridas en escalp.
La gran presencia de
vasos sanguíneos
en la zona, hace que estas heridas sean muy sangrantes, y por ello
normalmente el tratamiento de estas lesiones suela ser prioritaria la
detención de la
hemorragia.
Fracturas y contusiones del cráneo
Cuando se presenta una fractura del cráneo, lo más importante es la posible lesión del
encéfalo. Si la fractura es abierta es fácilmente observable, porque puede llegar a verse el
tejido nervioso.
Los traumatismos de la cara pueden tener importancia tanto si
implican lesiones en la boca-nariz, por su implicación en la función
respiratoria, como si implican a órganos propios de lo sentidos (
oído,
vista,
gusto,
olfato).
Traumatismo en la columna vertebral
La
columna vertebral como conjunto de
huesos no presenta un riesgo por la fractura de una
vértebra en sí misma, sino por la posible lesión que pueda producirse en la
médula espinal.
La
lesión medular implica siempre una lesión traumática en la estructura músculo esquelética, ósea y en los ligamentos.
Los traumatismos en la región
cervical
(cuello), con independencia de las lesiones óseas y medulares que
puedan existir, pueden tener afectadas estructuras blandas, situadas en
la parte anterior.
Traumatismo en el tórax
Traumatismos que producen lesiones en el
tórax
o en alguno de los órganos que contiene. Los traumatismos torácicos
pueden comprometer tanto la vía aérea directamente, como las funciones
cardiaca y respiratoria, y, por tanto, implican un riesgo vital para la
víctima.
Según el mecanismo de producción, las lesiones pueden ser cerradas,
en las que no existe alteración de la piel ni de la pared torácica, o
lesiones abiertas, en las que la
cavidad pleural está perforada, y esto comporta el colapso del
pulmón y la pérdida de su capacidad con la consiguiente
dificultad respiratoria.
Traumatismo en el abdomen
Cualquier alteración que se provoca en la
cavidad abdominal a consecuencia de un impacto o agresión externa.
Los traumatismos abdominales pueden comprometer a diferentes órganos contenidos dentro del abdomen que forman parte del
aparato digestivo, a gruesos vasos sanguíneos, al
sistema urinario y al
sistema endocrino.
Podemos encontrarnos ante lesiones cerradas, en las que no existe alteración de la piel ni de la
pared abdominal, o ante lesiones abiertas, en las que la pared abdominal ha resultado rota o penetrada por un objeto.
Véase también